Fidelidad y transparencia en la traducción

La fidelidad y la transparencia son ideales de la traducción, pero comúnmente se oponen el uno al otro. La fidelidad se puede entender como la medida en que una traducción expresa de manera precisa el significado que pretende el texto fuente, sin distorsionarlo. La transparencia es entonces la medida en la que una traducción parece haber sido escrita originalmente en el lenguaje nativo de la persona que lo lee, ajustándose a su gramática y sintaxis (idiomaticidad).

El criterio para juzgar la fidelidad de una traducción varía de acuerdo al tema, al tipo y uso del texto, sus cualidades literarias, su contexto histórico y social, etc. El criterio para juzgar la transparencia de una traducción es aparentemente más claro: una traducción no idiomática «suena mal»; y, en el caso extremo de las traducciones «palabra a palabra» hechas por sistemas de traducción automática, generalmente resultan incoherentes.
Sin embargo, en algunos contextos el traductor puede realizar de manera consciente una traducción literal. Los traductores de textos literarios, religiosos o históricos se mantienen lo más cerca posible del texto fuente, estirando al máximo los límites del lenguaje meta, produciendo así un texto no idiomático. Un traductor puede adoptar expresiones del lenguaje fuente con la intención de darle a la traducción un «color local», es decir, que resulte extraña o exótica al lector del texto traducido.

Bibliografía: Berman, Antoine (1984). L'épreuve de l'étranger.
Venuti, Lawrence (1994). «Call to Action». The Translator's Invisibility.

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